El diálogo interno es verbal, pero solitario. No se accede a la memoria solo con palabras. Elige cuidadosamente el recuerdo que va a pisar. Camina como si paseara por un territorio conocido. Las personas puente reciben de ambos lados, las mensajeras también. Para adueñarse de su cabeza, escribe. Escribe para apropiarse de sí.