Nombrar la distancia es esperar una respuesta, como lanzar una piedra y recuperar un sonido desde el fondo. Pasear por el vacío es habitar un cuenco, pero contarlo es seguir la pista a llamativos parecidos a la nada. Seguir el desierto donde parece que nada, pero todo porque es el camino hasta el bosque. No hay sombra hasta llegar al árbol.