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Mostrando entradas de junio, 2011

Las siete en la flores

Se llegó a un acuerdo hace ya décadas. Para llegar a ser flor hay que respetarlo. A las siete contar a los padres, a ver cuántos quedan, ponerles un nombre, por ejemplo árnica y ordenarles el sueño. Porque aunque uno patine y la otra sea un pájaro, van para flor.

Bordes deshilachados VI

Cada mueble tiene un silencio, el que le atribuimos según la posición dentro de un orden, por eso cuando una silla está separada de la mesa parece que habla, narra una ausencia. * Una mujer escribe en la sala de espera del médico. Cada palabra que piensa y traza es el tiempo que transcurre. Las palabras y el tiempo son lo mismo. * Dejar de tener cosas que decir será dejar de existir. No decir nada es el silencio.

Caras en mi ciudad

La mano de una muchacha se aferra con fuerza a la de un muchacho, parece que se quieren mucho, no se separan. Entran en el baño de una cafetería así pegados y luego se les ve salir a cada uno por su lado. En realidad les unía el dulce con el que habían merendado. Corriendo, huyen del empalago. * En mi ciudad, después de una campaña electoral, han colgado en los postes donde sonreían las caras de los candidatos, la publicidad también sonriente de las caras de unos payasos que anuncian la llegada del circo. No sé cuál de ellas da más tristeza. * Me gusta cómo los perros esperan a sus dueños aunque haya algo de amargura en esa espera.