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Mostrando entradas de 2010

La moneda en el espejo

Colocaste una moneda en el borde de un espejo, antes de salir de la casa, sin que nadie te viera. Cuando la encontré pensé que era un aviso. Pensé que era una puerta para ir a la otra orilla, pensé en el botón de encendido de un asunto sagrado. Colocaste esa moneda en el borde de este espejo, para que se refleje, me explicaste luego. Cuando a veces se cae parece que algo pierdo, por eso la vuelvo a colocar. Así estamos todo el tiempo.

De un mar abierto

Tu cuerpo me parece una isla que unida a otra isla emerge de un mar abierto. Las montañas son el territorio  por un puente a la cabeza ensambladas. Tendido sobre la cama te afianzas entre las mantas, como los puentes en Sikoku que se agarran a las montañas. La cama se parece a un mar. El cuello que las une, a un puente. El archipiélago es ondulado como el contorno de tu cuerpo que está tumbado. Tu cuerpo me parece una isla que emerge de un mar abierto, en medio de la noche cuando ya no tengo sueño.

Una especie de confianza

Sujeta a la baranda de cubierta deja que el balanceo del mar le arrulle en su equilibrio. No tiene nada que hacer mas que dejarse llevar, soltarse y dejarse llevar. Como por una especie de confianza, como por una especie de humildad, de extrema pequeñez que le hace sentir grande y pequeña otra vez.

En la fotografía

Hay cantantes que están muertos pero esta tarde cantan en la cocina. Escritores que también están muertos, pero se abren de páginas entre tus manos cuando ahora te sientas en la silla. Fotógrafos escondidos detrás del marco, desde el ojo del tiempo nos vigilan. Creo que antes de morir  todos ellos conspiraron a favor d e un sueño. Con un objetivo en un instante. Con las palabras justas y la memoria. Para que cuando la música suene en la cocina, para que cuando abramos el libro sentados en la silla, sepamos que no estamos solos,  que ellos nos acompañan en la fotografía.

Canción para Sumie

Ha transcurrido tanto tiempo que ya no la recuerda. Lo sabe al tropezar por casualidad con una cara que está pintada en un muro y se le parece con ella. ¿Por qué no me preguntas lo que pasó? le dice a la cara. De esa manera en la que tú sabías preguntar siempre. Como si hablaran. La respuesta a esa pregunta, responde la cara, es que no pasó nada. ¿Existe acaso la muerte? La respuesta está impresa en un muro. En la casualidad de una tarde en la que paseas, cuando encuentras la imagen de una cara y te recuerda a ella. Luego, sigues tu camino como si nada, cantando en el olvido.

El fotógrafo

La luz juega a despedirse. Baila detrás de la casa, de los árboles, del muro. Da un último paso y se esfuma. Pero antes se desliza por la montaña, se trenza en los caminos, y entre las nubes, ondula sus motivos siempre cambiantes. La escolto en su repertorio. Bailamos hasta la despedida, pero antes de que se disipen sus moléculas hago una foto del atardecer y me meto dentro.

El laberinto de los objetos

Soy mala anfitriona de mi casa. Pero de las cosas que la habitan. Se han hecho laberinto los objetos. Te lo voy a contar: La puerta se cierra sola. Con la silla no hay quien pueda. Las tazas vuelan por la cocina y la ropa no se deja lavar. No hay lugar para el descanso. La cama sin vestir es un muro muy alto. Las fotos y los libros son temibles obstáculos. Pero de una cosa estoy segura: El laberinto está en mi cabeza.

Desaparecer

Solo después de los pequeños fracasos aprendemos a desaparecer.                  * Un niño que comete un error se esconde para que no le descubran. Le basta con taparse la cara para no ser visto. Después, nos vigila desde su escondite.

Bordes deshilachados III

Vivir la vida de otros es una de las consecuencias de amar. * No me des de comer que me acostumbro.  *  No sé si la soledad es provocada por la ausencia, o propiciada como un vicio. *  Quise ser siempre así, como soy ahora. Y si no lo quise, me lo creo.

La calle de la espera

No tienen más que hacer que esperar. Esperar a que llegue el invierno. Y con los primeros rayos de frío sobre una ciudad desconocida dibujar un mapa de paseos y encuentros y esperar. Hasta encontrarse más tarde, sentados en las escaleras de una plaza. Se ven venir a lo lejos y bajo el pilar de un puente se protegen de la lluvia, y hasta luego. Pues saben que en algún lugar futuro al final de la calle de la espera siempre habrá un refugio para cuando llegue el invierno.

Si un día

Si un día termina como empieza circular como un plato de comida que desayunas por la mañana y por la noche terminas, ese día entenderás que todo es uno que nada se diferencia de otra cosa que lo singular no es sino el espejismo del miedo a ser igual que tu enemigo.

La luz que le queda

Se entretuvo hace tiempo en la sombra que la luz en la pared dibujaba, cuando alguien entró y dijo muerte casi cerró la ventana. Ahora cada vez que se acuesta y la luz en su abandono juega se entretiene contando las horas de luz que le restan. Hasta que otra vez se abran de nuevo la luz y la ventana y la sombra se borre para siempre pues de eso se trataba.

Bordes deshilachados II

Se aferró al tiempo como quien se agarra al borde de una ventana para no caer al vacío, pero el tiempo no existe. * Una palabra escrita triunfó en silencio, ganó al tiempo y a las voces que gritaban. * Mientras las nubes dilatadas recuerdan su recorrido hablan. Después llueven palabras que lo explican todo.

Del mar

1 Para hacer el mar la ola se rompe en la orilla. 2 Llegar a la orilla es suficiente. Pero quizá es mejor no llegar para seguir siéndolo.

Universos

Entra en un café, se sienta en una mesa y despliega sus objetos: los cigarrillos, el té rojo y como árboles de su bosque particular, los libros en la mesa, erguidos. Como un niño que fabrica con sus trastos universos, también, sobre la mesa, la libreta y el bolígrafo.

Bordes deshilachados I

Me gusta el verano porque, mientras conduces, tocas mis piernas. * Mi mente está vacía pero no sé si es un logro o una venganza. * Dos perros se cruzan en mi camino, uno podría ser yo, el otro también. * A través de la ventana veo unas piernas que se alejan en la calle y la vida a la altura de la acera, a la altura de esas piernas, de una rueda. Tengo que mudarme de este sótano.

De flores y pájaros

Conoce el nombre de esas flores porque sabe que esas flores se abren como los párpados, y el nombre de esos pájaros por su forma de cantar también los conoce, a los que cantan eléctricos y a otros como de música. Pero escribe sobre el miedo. No es una broma saber de flores y pájaros.

La posibilidad del silencio

El silencio no es ausencia de sonido, (lo he leído), ni una fe, ni un presentimiento (eso me han dicho). El silencio podría ser: cuando te marchas, yo me quedo contigo.

Por buscar

Comparo el futuro con el pasado por opinar que es más lo que queda por hacer que el recuerdo. Es más lo posible que lo frustrado, más lo concebible que lo irreal. Y no es por pedirle cosas a la vida es por buscar hacia adelante lo que de atrás no me llevo.

Que más da

La caducidad de un alimento, olvidarse de una cita, llegar temprano al trabajo, comprar un billete de avión, o en bicicleta pasear bajo la lluvia, que más da. Siempre habrá alguien que coma a tiempo, o que espere horas desesperado, o que no tenga trabajo, que quizá jamás haya salido de su casa, y al que pasear, le resulte enormemente aburrido, en bicicleta o a pie, siempre habrá alguien, que más da.

En el borde

Si temes es porque no amas y porque no comprendes que todo puede ocurrir. Si no temieras, ya habrías desaparecido.

Detalles

Anotó en la libreta una lista de detalles, todo lo que quería hacer antes de partir. Incluyó la fecha en el repaso, para no olvidar nunca en qué momento lo decidió. * Permanecer sentada cuando todos estaban de pie, ese fue su único acto de rebeldía. * Es una solitaria porque siempre está contigo.

Adivina

En la morada de tu mente habrá una habitación vacía. Querrás que entre allí, que mire a mi alrededor y que invente un lugar para sentarme, para esperar a que me cuentes que ese lugar será el sitio donde siempre nos encontraremos.

La hoguera

Esta luz, que escribe en el aire, es tu luz, la hoguera, que escribe en el aire.

Sin título

No, las palabras no hacen el amor hacen la ausencia . Alejandra Pizarnik Para Elvira . Las palabras son ausencia de lo que fecundan por eso algunas palabras están llenas. No, las palabras no son lo que nombran pero algunas sí, amor.