Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2009

El recordatorio

Si un día el refugio se convierte en jaula es porque tienes miedo. No temas, volverá todas las tardes otro mirlo para recordártelo.

La alfombra voladora

Sus dibujos brillan como los ojos de un gato, parecen dispuestos a colocarse de un salto en el ala del tejado, para ver todo desde arriba y cambiar el punto de vista, piensa. Desde abajo, pisoteada en la puerta, le queda grande la vida.

La azotea

Me gustaría dejar dormidas a las palabras en mi cama, aunque sería mejor barrerlas como a la azotea de mi casa. Mi casa tiene una azotea, desde allí diviso y hago como si mantuviera el orden. Me parezco a la casa, pero no soy. El pasillo lleno de palabras, pero no son. Pensamientos que quieren abrir ventanas que no son ventanas.

El festín

Encontró el infinito al separar las piezas que le formaban. Sobre la mesa fue colocándolas, una a una, como elementos de un atrezzo que engalanarán el escenario de un festín.

Los desconocidos

Parece que hablan otro idioma pero les pasa que se desconocen a sí mismos.

Se abre el telón

Un lunes por la mañana, en la copa del naranjo, se posó un mirlo. Cerré la cortina el lunes por la tarde, y allí seguía el mirlo, navegando entre las ramas de su amado naranjo.

La araña

C onozco una araña. Me visita. En realidad he crecido con ella. La primera vez que la vi grité. Luego me acostumbré a su presencia y de un sólo vistazo la tenía completa. Me enseñó a enhebrar, a tejer con paciencia y ahora sé que el miedo es una tela muy fina.

Significa tiempo

El que tarda en vestirse, en desayunar, el que invierte en salir de casa. Los pasos contados hasta el tranvía, los niños corriendo hacia el colegio. Un coche blanco le cede el paso, saluda a su conductor. Se fija en la hora, en la calle, en la gente, en el aire, como entra a sus pulmones, en el sol, como corre la cortina, en sus latidos, como significan tiempo.

El recipiente

En el cauce vacío de un riachuelo quise convertirme en agua y hacer como ella: saltar ante el peligro, tapar todo hueco en el camino, ajustarme al recipiente. No había agua de la que aprender. Me conformé con tocar el fondo, con rozar tan siquiera con mi sombra el lecho sediento.

El oso y la biblioteca

Como un oso que mira a su reflejo en el agua me asomé a tu interior de papel sin saber que lo estaba haciendo. A través del cristal, un enjambre de libros sin cesar, de palabras, de ideas encuadernadas que brotaban de las páginas. Como un oso, que embiste a su reflejo en el agua, entré en la biblioteca.

Renacimiento

Estuve dormida, despierta pero dormida, como una hoja muerta que no sabe que será alimento para la tierra.

Otoñal con eco

Una pareja se besa en un banco al final del paseo. De pronto comienza a llover. Una mujer camina, también, por ese paseo sin molestarle la lluvia, ni el beso. Sus zapatos suenan sobre el asfalto mojado. Suena también la música que inventa la lluvia. Suena un beso.

Un pensamiento perdido

Como un gato que abandonaba temporalmente la morada que le cobija, se aventuró a salir de su resguardo de palabras y papeles. Pero, a diferencia del gato, no recordaba el camino de vuelta.

Una forma sin palabras

En un jardín, dos niños pequeños descubren a una cría de gato. Se agachan lentamente, juntan sus dedos índice y pulgar y, acercándolos al gato, balbucean unas sílabas en ningún idioma. El gato les responde con un sonido. Sólo ellos conocen ese hablar.

Aparición nocturna

Si en la silueta de la montaña despierta un animal, seguro que es de noche.

Leyenda

El dragón y el volcán reposaban juntos en el horizonte, como bellos durmientes a la espera de su fuego.

Sin salida

Buscaba la salida una vez más y una vez más tropezaba con la pared la que ella misma construía. Con palabras la levantaba, con las mismas palabras, la justificaba. Y detrás de la pared permanecía, en el lugar al que llegó buscando la salida.

Ruinas

Edifiqué murallas para atravesarlas luego y huir de la soledad que llenaba el lugar que ahora ocupan sus ruinas.

El descubrimiento

Descubrí por casualidad la luz que se derrama en el centro de la imagen como si los testimonios anteriores a la luz me hubieran impedido verla.

Un mirlo

Un mirlo se posó en la rama de una támara, grácil balanceo de brisa y ave para ti, justo en el momento en el que describías a un mirlo creyendo que era un cuervo.

La ventana

Una ventana en la oscuridad anega la estancia de luz. Sin ella no sería nada, ni oscuridad, ni estancia, ni luz.

Al otro lado

Acostumbrado al peligro saltó vallas y espinas chocó contra personas y muros murió por causas injustas pero nació en ese instante al otro lado de la sombra.

Todo te pertenece

No sé quién eres no sé nada de tu vida ni de ese olor que te envuelve humedad y tono celeste dibujos que nacen de las nubes queriendo decir quién eres. Todo te pertenece pero no eres tú el que lo siente.